17 de mayo de 2015
23 de abril de 2015
Tu Amigo y Eterno Enamorado
Llevo casi dos horas y media escribiendo y borrando todo lo que sangro por miedo a salpicarte con mis miedos, y es irónico, pues creo que estas ya demasiado lejos incluso para darte cuenta de que sigues siendo parte de las líneas que te escribo.
Y es que huir sin mirar atrás sería menos complicado si no fuese justamente atrás donde se está quedando todo lo que pudimos ser. Yo no tengo ni tuve ni tendré tanta fuerza como tienes tú. Yo no puedo mirar tus fotografías sin tiritar de ganas de sumergirme en cada una de ellas. En esa sonrisa que me mata y me dio la vida tantas veces.
Ojalá hubiésemos inventado un idioma que sólo entendiésemos tú y yo, un lenguaje que pudiera gritar en plena noche cuando me despierta tu recuerdo y deslizo cuidadosamente mi mano hasta el otro lado de la cama con la intención de encontrarte, y luego morir muy poco a poco al volver a la realidad y ver, que ahí es justamente donde ya no quieres estar.
Pregúntame por qué temo a mi subconsciente. Te diré que eres tú quien vive en él y te diré que duele, no te imaginas cuánto duele darle la libertad para soñarte y despertarme y ver que todo lo que acaban de tocar mis manos no es más que parte de una mentira demasiado amarga.
De noche no duermo, no por miedo a soñarte, me gusta soñarte. Sino, lo hago porque sé que no estarás ahí al abrir los ojos, porque no quieres volver a estar.
Este tramo de la huida está acabando con lo poco que quedaba ya de mí. Apenas soy una hoja con un millón de arrugas cobardes por miedo a no poder leerte una vez derramado tu recuerdo sobre el papel. Quizás por miedo a que tú no quieras volver a leerme a mí. Me Duele y mucho.
Mira al cielo y dime cuántas estrellas ven tus ojos. Así quizás se a más fácil. Cuéntalas, y dime el número exacto porque desde donde yo estoy sólo puedo verte a ti haciéndole sombra a cualquier constelación. Me has robado la ruta a todos los planetas a donde solía huir y me has dejado sin oxígeno en una atmósfera completamente desconocida. No estás tú para decirme que las ojeras son la huella que dejan los sueños en los que se besa mucho. Aquí no estás tú y no te imaginas cuánto duele.
Apenas me quedan fuerzas para lanzarte esta última bengala y ni siquiera sé si estarás mirando al cielo. Necesito que mires al cielo. Estoy tirado en cualquier rincón de tu cuerpo esperando a que me encuentres para poder decirte que jamás me he alejado de ti.
Que- jamás- me- he- alejado- de- ti-.
Que he intentado engañarme, una y otra vez pensando que si escribía un cuento repleto de mentiras, alguna acabaría volviéndose verdad, y lejos de eso, temo que cada uno de esos cuentos hayan destruido por completo cualquier esperanza de volver a leernos.
No te imaginas cuánto lo siento, ya no tengo fuerzas para volver a coger un tren. Y es que ya no queda sitio en mi piel donde guardar los billetes, sigo repleta de tus huellas dactilares. Han inundado por completo mi cuerpo y prefiero tenerlas a ellas.
Sigo anclado en la estación en donde nos dejamos los sueños. Me pregunto si aún seguirán allí, si alguien los habrá adoptado y les estará cantando bajito para que se duerman cada noche o estarán muertos de frio, y miedo, sabiendo que llega el invierno y no dormiremos en la misma cama para acunarlos. Ni serán nuestros labios sus bufandas.
Ojalá estuvieras tú aquí ahora, estoy tirado en cualquier calle de la ciudad esperando que la casualidad o el destino que un día nos unió nos cruce de nuevo en su camino...pero llueve y no apareces… El tren llegará en apenas unas horas y daría lo que fuera por volverte a verte... Al menos mi corazón, si sé con seguridad que lo dejé contigo. Y ojalá lo veas, y ojalá lo abrigues, y ojalá me lo devuelvas en forma de "vuelve", que llegan días de lluvia y deberías saber que es un friolero. Tápalo bien, Primavera, tápalo bien. Y háblale bajito o escríbele suave (que sólo así sabe dormir.) Me dijo que lo dejase allí, en tu espalda. Me dijo algo de tu pelo, de tu piel, algo de que quería besarte en la nuca cada vez que te viera temblar. Y allí lo dejé.(y allí debe estar)
Dale tú las buenas noches de mi parte.
por favor.27 de febrero de 2015
La paciencia es un ejercicio de amor
Job un ejemplo de la paciencia.
un hombre de conducta intachable, que vivió y gozó de una gran prosperidad, y tenía una familia con diez hijos.
Pero resulta que Job tuvo una serie de percances en que perdió la totalidad de sus bienes materiales, y a sus diez hijos; sin embargo, a pesar de la dura prueba causada por las pérdidas materiales y familiares, fue sometido además a una horrible enfermedad; sin embargo, él no perdió su capacidad emocional, su fe, su confianza, su integridad, y su fidelidad a Dios.
Dio demostración de una inigualable paciencia, porque no dejó de bendecir el nombre del Señor Dios, y al efecto, dijo: “Si aceptamos los bienes que Dios nos da, ¿por qué no vamos a aceptar también los males?”
Reza una conocida frase: “La paciencia es un ejercicio de amor, fe, y humildad que hace crecer a la persona”. Aunque Job sufrió y hasta llegó a interpelar a Dios, se mantuvo fiel, y con paciencia indescriptible, con el tiempo recuperó lo que había perdido y mucho más.
“Muchas veces el éxito en la vida está en la capacidad que se tiene de esperar”, en otras palabras, la paciencia es un fruto espiritual que puede hacer justicia.
Sin duda alguna es conveniente y loable esforzarse por tener paciencia como el personaje de la narrativa del drama de este destacado libro, que trata de responder a preguntas que se hacen repetidas veces: “¿por qué le pasan cosas malas a gente buena? “.
“El problema del dolor, o del sufrimiento”.
Los eruditos, filósofos de todas las escuelas, y los teólogos más preclaros, no han podido decir con propiedad convincente el porqué del misterio del dolor y sufrimiento en el mundo.
Se entiende que el libro de Job es un tratado que interroga, plantea y trata de descifrar por qué sufren los inocentes, por qué se angustian los buenos, por qué gime toda la creación; pero el misterio está por ser comprendido.
Los paganos politeístas creían que los pueblos y los individuos eran castigados por los dioses, sea por capricho, o por falta de cumplimiento de un deber o una promesa, o el deseo de la divinidad. Algunas sociedades atribuyen los males que sufren debido a la inconducta de sus gobernantes o personajes del Estado.
Lo que sí se sabe es que cuando una persona, grupo o conglomerado sufre de temores, rechazos, epidemias, prejuicios, extorsión, opresión o explotación se van acumulando resentimientos que dan lugar a pensamientos, actividades y estrategias, que surgen por la impotencia y la socavación de la paciencia.
Esto puede dar lugar a la enajenación, a resistencia pasiva, aumento de violencia, y maquinaciones de pensamientos, movimientos y maniobras para desatar enlaces y propiciar cambios efectivos de redención.
Tener la virtud de la paciencia de Job, no es generalmente una condición emocional de los individuos, grupos, o conglomerados que sufren por razones de desaliento, exclusión, atropello a los derechos que mancillan la dignidad humana; pues hay que tener fortaleza espiritual, estabilidad emocional, clara conciencia, y voluntad de cómo proceder ante los problemas de la vida.
Las evidencias antisociales, la intolerancia, los sufrimientos, y todo aquello que causa desaliento, pérdida de lo propio, o irrespeto a la dignidad humana, son problemas sólo tolerables hasta cierto punto, por eso, hay voces que exclaman y ruegan a Dios, diciendo: “Señor, danos la virtud de la paciencia de Job”.
23 de febrero de 2015
El verdadero amor es eterno
El verdadero amor es eterno, infinito.
El aspecto puede cambiar, pero no la esencia.
Es equilibrado y puro, sin manifestaciones violentas:
se tiene los cabellos blancos y se es siempre joven en el corazón.
3 de febrero de 2015
La paciencia
La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el continuo progreso interno.
A veces las prisas nos impiden disfrutar del presente. Disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia, virtud que podemos desarrollar y que nos permitirá vivir sin prisas. La paciencia nos permite ver con claridad el origen de los problemas y la mejor manera de solucionarlos.
La paciencia es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males y los avatares de la vida, no sea que por perder la serenidad del alma abandonemos bienes que nos han de llevar a conseguir otros mayores.
La paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse: es parte de la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida, grandes o pequeñas. Identificamos entonces nuestra voluntad con la de esa “chispa” divina de la que procedemos, y eso nos permite mantener la fidelidad en medio de las persecuciones y pruebas, y es el fundamento de la grandeza de ánimo y de la alegría de quien está seguro de hacer lo que le dicta su propia conciencia.
La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan ya que piensan que a las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que darles tiempo.
1 de febrero de 2015
Algún día todo tendrá sentido
"Dicen que triste cosa es no tener amigos. Pero más triste es no tener enemigos. Porque quien enemigos no tenga, es señal de que no tiene:
Ni talento que haga sombra,
ni bienes que se le codicien,
ni carácter que impresione,
ni valor temido,
ni honra de la que se murmure,
ni ninguna cosa buena que se le envidie."
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